miércoles, 17 de marzo de 2010

ALGO HUELE A PODRIDO, Y NO PRECISAMENTE EN DINAMARCA.

Compañer@s lector@s


Esta es una hora de trabajo, pero casi no puedo concentrarme, dadas las múltiples respuestas que he recibido en relación a unas reflexiones mías en torno al socialismo y la libertad, naturalmente provocadas por los últimos acontecimientos en Cuba.

Reflexiones que han sido recogidas por algunas compañeras y compañeros, que representan referencias éticas y artísticas para mí, aprobatoriamente.

Otras y otros compañeros, que también me importan mucho, han discrepado o me ¨acusan¨de ser un poco naif en el asunto este de los supuestos, o reales, presos de conciencia de la isla. No sé si Tamayo o el otro, son presos políticos o no, si están registrados como tales por Amnistía,

Todo esto, que reviste importancia porque los derechos humanos no son una guayabera que te ponés cuando te conviene, me parece que no deja ver otra cosa bastante más grossa.

A Raúl Castro ya le tiraron con un muerto, pero antes estuvo Ochoa, héroe de Angola, otro muerto muy pesado también que tuvimos que tragárnoslo, con bastante digestivos. Y yo, sinceramente, estoy harto de crímenes por izquierda, como los de Katyn, los de los gulags y otros infiernos.

Lloramos cada día la muerte de Miguel Hernández y Federico García Lorca, poetas españoles del sacrificio, pero vean que a Roque Dalton lo asesinó una fracción del partido comunista de El Salvador.

No quisiera ser pájaro de mal aguero, pero me parece que todo esto se comienza a parecerse bastante a la sensación de inminente temblor que rodeó a la URSS en su momento, a la República Democrática Alemana, Rumania y otros lugares del llamado socialismo real.

Cuando empezó lo de la URSS, la glasnost y todo el mojo que inventó Gorbachov, yo lo cargaba leyéndole tiltulares de la revista Spunitk a aquel querido viejo, el periodista rojo que fue Juan Carlos Urruzola, y el me decía : ¨Son todos putos¨.

Después tuve un amigo, comunista convencido, que pasó por la cárcel y la tortura, al que yo le preguntaba por la RDA en la que había estado como sindicalista, ¨está todo bien¨, me decía, y que las voces de alarma eran producto de una campaña de la CIA y elementos ¨contrarevolucionarios¨ escondidos en el seno del socialismo. A los dos meses empezó la fuga masiva por Checoeslovaquia, que aún se llamaba así, y tiempo después se cayó el muro, sin que se disparara un solo tiro.

Hace tiempo que vengo escuchando voces disidentes con la actual situación en Cuba, no son precisamente gusanos, y mucho menos ¨contrarevolucionarios¨.

Aristas de diversas áreas, músicos, poetas, cineastas, gente que vive en la isla, reclama mayores espacios de libertad, transformaciones que lleven a la sociedad cubana más cerca del sueño de Maceo y de Martí.

Estoy leyendo un artículo de José Pablo Feinmann, y me parece que él refleja con claridad cómo me siento en esta hora.

¨¿ Qué relación existe entre el intelectual crítico y el intelectual orgánico?

El intelectual orgánico suele pertenecer a un partido político o a algún estamento del estado.

Si pertenece a un partido político su praxis crítica queda seriamente erosionada por la necesidad de contemplar, cotidianamente, la táctica y la estrategia partidarias. Siempre , dentro de un partido político, hay algo que se puede decir y algo que no se puede decir,algo que hay que decir de una manera o de otra, algo que se puede decir ahora y no después, o después o no ahora¨.

Aquí está la clave del asunto.

Me parece que la verdad, que es un asunto sinfónico, es imprescindible como herramienta para construir mejores realidades.

No estoy cuestionando la militancia partidaria de los intelectuales, por el contrario, que uno debe tomar partido hasta mancharse, como dice el poeta.

En mis años de militancia en la juventud y en el partido, traté de ser un buen comunista.

Hoy, que llevo años como ¨socialista sin partido¨, trato de ser un buen frenteamplista.

Pero no acepto la condición de ¨orgánico¨, al precio de renunciar a los principios y al sentido crítico sobre muchas cuestiones, porque hace años que soy mayor de edad y no me gusta que piensen por mí.

Hace años, cuando triunfó la revolución nicaraguense, lloramos abrazados con el Darno( Eduardo Darnauchans) en medio de la noche amarga de la dictadura.

La gesta sandinista era como un bálsamo que curaba las heridas del alma, por nuestros muertos y los miles de presos y exilados.

En 1986 un ex preso, querido compañero que pasó por la cárcel y la tortura más abyecta, viajó a Nicaragua ilusionado como un niño en día de Reyes.

Volvió desencantado y amargado por la Rosario Murillo y el hijo de su madre de Daniel Ortega( al que nuestras mujeres repudian por su vileza como violador).

Quiero decir con esto, que no ignoro las campañas de contrainformación que se montan contra Cuba y su Revolución, sobre todo porque eso ayuda a sostener el bloqueo, pero que tampoco estoy dispuesto comprar más postales pintadas de ¨Disney World¨del socialismo.


SOCIALISMO ES LIBERTAD

AY, CUBA.

Desde los 8 años de edad, cuando por mis riñones enfermos escuchaba la radio en la cama, he apoyado a la Revolución Cubana.
Por mi adhesión a la Revolución, pasé por las comisarías siendo un casi niño, por cuarteles con las medidas prontas de seguridad y me acostaron de un puñetazo en una seccional cuando le grité ¨viva Cuba¨a un milico.
Por Cuba, Rolan Rojas le escupió la cara a Dean Rusk, canciller yanqui, en la Plaza Independencia, lo recagaron a palos y cualquiera de los muchachos que fuimos se hubiera colocado en su lugar.
Tal era nuestra adhesión por la Revolución Cubana que su bandera ondeaba en cualquier acto de sindicatos, organizaciones sociales y gremios estudiantiles.
Mucho he amado a Cuba y su Revolución, en sus mejores hombres y mujeres, como Abel y Haydeé Santamaría, los elegidos de una edad de fuego y redención.
¿ Pero y ahora?
Han pasado 50 años de revolución, dejando por el camino vidas ejemplares como las del Ché y Camilo, y seguramente la de millares de internacionalistas cubanos que no nombran los libros de historia.
¿ Y ahora qué?
Hay presos de conciencia que si no fueran cubanos levantarían las pancartas de nuestras fuerzas políticas y sociales.
¨Un celular y una cuenta bancaria no es una gran reforma socialista¨, dice Pablo Milanés que no es un gusano precisamente. Y agrega, ¨esto va para atrás y Raúl Castro será responsable de otra muerte¨.
Me dicen, con los viejos argumentos del comunismo de la guerra fría, que Orlando Zapata Tamayo es un gusano repulsivo y que no figura en las listas de Amnistía.
¿ Y qué?
Está preso y a menos que tengan cargos de acciones terroristas concretas, poner bombas o cosas por el estilo, no se justifica su detención en las condiciones actuales.
¿O acaso llevamos una doble contabilidad, repudiamos Guantánamo, pero de los presos de Raúl nos callamos la boca?
Con Stalin y toda la majuga ¨soviética¨ya tuvimos bastante.
Estamos en el siglo XXI tratando de salvar al planeta por un lado, y poner sobre él un orden más justo, en mi entender, socialista.
Pero a mí que rechazo el infame bloqueo de la República de Cuba, no me obliga para nada con la camarilla cubana.
¿ Por qué, los que quieren enviar a casa a criminales de lesa humanidad no dicen nada de Cuba?
¿Por qué no condenan esta situación que nos aflige y nos desdibuja el sueño de Fidel?
Los compañeros socialistas uruguayos coreaban en los 80 una consigna que yo consideraba pelotuda: SOCIALISMO ES LIBERTAD.
Hoy me doy cuenta que el pelotudo era yo, el socialismo, el más real de todos los socialismos, es el que consagra la libertad como una bandera insoslayable.
Ay, Cuba.